martes, 17 de noviembre de 2009

UNIDAD III

UNIDAD III

1.- ¿Cómo era la educación para los indígenas?

Durante las primeras décadas de la Conquista, los franciscanos ofrecieron educación en internados conventuales a los hijos de señores y principales Mexicas, con el doble objetivo de enseñarles la lectura y la escritura del español y evangelizar a los indígenas. Esos jóvenes Mexicas participaron eficazmente en la labor catequizadora. Los internados adoptaron elementos de los templos-escuelas que guardaban semejanzas con la educación conventual, como el rigor de la vida de los internos, la retórica ceremonial y la formación moral.

No obstante, la inicial preocupación por la evangelización y la formación intelectual de los indios fue desplazada por la atención casi exclusiva hacia los criollos. La educación para los indígenas fue perdiendo importancia y se les excluyó de los niveles educativos superiores. Aprendieron el español por necesidad de supervivencia y conocieron a fuerza de un contacto cotidiano con el sistema social y lucharon para resistirlo. Dedicado a la enseñanza de indígenas, el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, también conocido como el Primer Colegio de América, fue la primera institución de educación superior, pero tuvo una corta duración.


2.- ¿Cuál fue el papel que desempeñaron las órdenes religiosas en la enseñanza?

Junto a la castellanización a través de lo religioso se promueve el conocimiento práctico de artes y oficios para integrar al mundo del trabajo colonial al indígena. Ya no son sólo las verdades básicas apocalípticas las que se imponen, sino la promoción de los misterios, los dogmas y el sentido universal de la religión católica. También las características de las jerarquías dominantes, las instituciones y las normas jurídicas del colonialismo.

La fuente del saber era la religión, pues era el paradigma que se imponía como modelo de vida, de sociedad y de trabajo. Era un verdadero proceso educativo en toda la extensión de la palabra, entendido claro está, como la implementación de una visión del mundo sobre otros. Aún así, los caracteres del pensamiento y la cultura indígena sobrevivió de manera sincrética en los parámetros del mundo castellano.

Los indígenas que eran cooptados por la iglesia misionera, o por las abadías, conventos y parroquias eran castellanizados, para ello los propios misioneros se veían sujetos a aprender las lenguas indígenas, pues para enseñar se necesitaba saber el idioma original de los futuros conversos. De esta forma la enseñanza se daba en un doble proceso: los que fungen como maestros los misioneros los cuales aprendían las lenguas nativas, y los indígenas que se veían obligados por necesidad propia y por influencia dominante al aprendizaje castellano. La necesidad de facilitar el aprendizaje de ambos hizo necesario la confección de una bibliografía en lenguas indias para el misionero y una castellana para los sometidos. Todo este proceso era una función educativa; el medio de enseñanza es el catecismo y el recurso didáctico es la predicación y el aprendizaje memorístico de los dogmas fundamentales de la religión católica. En cambio, para aprender las lenguas locales era necesario un conocimiento gramatical y regional.

A fines del siglo XVI ya existía una peculiar forma de educación religiosa, destinada a los vasallos, la educación en el atrio de las iglesias, en donde se congregaba a los conversos para enseñarles la doctrina cristiana.

3.- ¿Cómo repercutió la independencia en la educación?

A principios del siglo XIX los liberales españoles que luchaban contra el absolutismo Borbón y los insurgentes mexicanos aceptaban la necesidad de atender la educación. Los ordenamientos en la materia estipulados en la Constitución de Cádiz de 1812 sólo parcialmente fueron aplicados por los virreyes Venegas y Calleja, entre otras razones, porque coincidían con los anhelos libertarios de los independentistas. En la Constitución de Apatzingán de 1814, que nunca entró en vigor, los insurgentes establecieron que la instrucción era necesaria para todos los ciudadanos y que debía ser favorecida por la sociedad.

Una vez consumada la independencia de México, se abrió un periodo de intensas luchas entre liberales y conservadores, dentro de un proceso histórico de construcción del Estado nacional. En cuatro décadas el país perdió la mitad de su territorio, sufrió la intervención armada de Estados Unidos de Norteamérica y de Francia.

Los liberales y los conservadores coincidían en que la educación era fundamental, pero sus profundas diferencias político-ideológicas y los conflictos con el exterior dificultaron la construcción del Estado y, con ello, la definición de políticas educativas. No obstante, si se compara con el periodo colonial, la educación en este periodo tuvo avances, en especial la primaria que se extendió a gran parte del país.

El papel de la iglesia en la educación y la noción de libertad educativa fueron puntos de conflicto desde 1824. Los liberales de las primeras décadas del México independiente propusieron la libertad de enseñanza con el objetivo de acabar con el monopolio eclesiástico sobre la educación. Al mismo tiempo, pensaban que cualquier intervención del Estado en la educación destruía la doctrina liberal. Sin embargo, en la década de los años treinta, con el mismo propósito de excluir a sectores eclesiásticos y conservadores, los liberales modificaron su opinión y propusieron el control estatal sobre la educación.

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